PROFUNDO
- Lucía López
- 27 ene 2020
- 1 Min. de lectura
Y llega un sábado en el que decides pararte. Te percatas no solo del sonido molesto del tráfico, sino también de aquel pequeño pájaro, cuya especie no sabes adivinar, que canta. Emite un leve silbido que te hace elevar la vista y cruzar de una mirada el suelo, atravesando un puro tronco y recorriendo las hojas de aquel árbol que sostiene a la pequeña ave. Entonces un claro de luz roza tu cara, tu somnolienta cara. Tus ojos se cierran y respiras. Profundo. Pero todo ello durante un breve segundo, porque el verde intenso y luminoso te obliga a seguir, te conduce hacía, quizás un puesto de trabajo, quizás alguna tarea cotidiana o a lo mejor con suerte hacía un bonito paseo matutino por las calles de tu ciudad. Una ciudad que te brinda un momento tranquilo, un momento tuyo y para ti.
Commentaires